Nieves Mories ha escrito una nueva novela, Agujeros de sol, que verá la luz en julio de 2020, de la mano de Dilatando Mentes. Hoy os lo contamos como primicia y en exclusiva, y es una noticia que nos alegra de forma especial, porque Nieves es una de nuestras autoras favoritas desde siempre y Dilatando Mentes es también una de las editoriales que más nos gustan, por el cariño que ponen en todas sus publicaciones y por el trato exquisito que reparten entre autores, obras y medios como Origen Cuántico. Lo que resulte de esta unión de talentos no puede ser sino espectacular.
No sabemos muy bien qué contaros de Nieves (Ávila, 1978) que no os hayamos contado ya. En nuestras páginas encontraréis reseñas de sus obras anteriores (más abajo os ofrecemos enlaces). También os hablamos de su otra faceta artística, la de ilustradora, que salió a la luz cuando nos sorprendió con la magnífica portada de Supersonic nº 13, como os contamos en este artículo-adivinanza.
Seguro que todos conocéis ya sus novelas cortas, pero Nieves no para, y tiene algunas publicaciones recientes menos conocidas. Por ejemplo, un relato en Cimmeria (Sven Jorgensen, 2018), homenaje al mundo creado por Robert E. Howard, o el prólogo de la antología de relatos de terror abulense Ávila tenebrosa (La sombra del ciprés, 2019)
Para conocerla aún mejor, podéis leer esta entrevista en La Marina Plaza. En ella no nos habla de Agujeros de sol, pero sí del resto de sus libros y también un poco de la propia Nieves, la escritora y la persona. Por cierto, el entrevistador es José Ángel de Dios, la mitad de Dilatando Mentes. ¿Nos pasaremos de perspicaces si pensamos que, a raíz de esta entrevista, poco antes o poco después, empezó a fraguarse la publicación de Agujeros de sol? Si preferís escucharla, podéis hacerlo en esta otra en la Cadena Ser, en la que habla de la que es, hasta el momento, su última novela publicada, Asuntos de Muertos (Cerbero, 2019).
Cubierta de Supersonic nº 13, de Nieves Mories
Pero dejemos que sea la propia editorial la que nos hable de las cualidades de Nieves y de lo que podréis encontrar en Agujeros de sol. Leed hasta el final, que hay una magnífica sorpresa.
Desde Dilatando Mentes Editorial nos enorgullece poder comunicaros que Nieves Mories pasa a formar parte de esta casa, y lo hará con la novela Agujeros de sol, obra que publicaremos en julio del próximo año.
Autora de obras como La chica descalza en la colina de los arándanos (finalista en los premios Ignotus y también en los Premios Guillermo de Baskerville en 2018), Agnus Dei (también candidata a Ignotus de este año) o Asuntos de muertos —publicadas por Editorial Cerbero—, Nieves es una escritora atípica, una rara avis en el panorama literario de género español. Dotada de una de las voces más interesantes y originales de los últimos años, sabe manejar la angustia a su antojo como pocas personas lo hacen, empapando con ella las líneas de sus historias, contagiándosela así posteriormente al lector que acaba de leer su libro, quien no podrá deshacerse de dicha sensación de insalubridad hasta mucho tiempo después de haber cerrado sus tapas —para descubrir con horror que, cuando recuerde lo leído, esa conmoción volverá a adueñarse de su ser—.
En Agujeros de sol, Nieves transita por esos oscuros senderos que tan bien conoce: ese terror angustioso, asfixiante, agónico y desagradable que se aleja de los tropos más gastados y conocidos del género, para fijar su mirada en un universo alejado de lo sobrenatural propiamente dicho y en un terrible monstruo que no tiene aspecto de tal, pero que es más temible que cualquiera de ellos: el ser humano y la parte más fea y negra de su alma.
Esta novela, con ecos de Joyce Carol Oates y su Zombi, de lo más sórdido de Jack Ketchum, del suspense y la obsesión de Daphne du Maurier, o de la anormalidad familiar de Yorgos Lanthimos en Canino, nos presenta la historia de una venganza, narrada con ese estilo tan particular suyo, caracterizado por esa especie de confusión premeditada que producen los diferentes períodos temporales de las diferentes historias alternándose entre sí (algo similar a matrioskas como dice ella misma).
Y para que os hagáis una pequeña idea de la forma y el contenido de Agujeros de sol, aquí os dejamos su prólogo a modo de avance.
Nuestra foto favorita de Nieves y su martillo
Agujeros de sol
Es guapa, ¿verdad? La mujer sentada en la butaca Chester, a esa me refiero. No, la otra no. La que aún se mueve. También es verdad que no se encuentra en su mejor momento. Nadie en esta habitación lo está, no nos vamos a poner exquisitos con eso, pero ella, desde luego… creo que toda esa papilla es su cara. Quizá si pudiéramos volver a ponerla en su lugar tendría mejor aspecto, aunque me temo que su estado es irreparable. Ni recogiendo con unas pinzas cada trocito podríamos recomponerla. ¡Oh, espera! ¿Eso que hay en la pared no es…? Sí, eso también es suyo. O lo era hasta hace unos minutos.
¿Ves por qué te dije que miraras a la otra? Es mucho más agradable, o lo será cuando se dé una ducha. Un par de ellas. De cuello para arriba parece que están todas las piezas; sí, debajo de toda esa sangre y, ¿qué es eso?, ¿huevo hilado?, no falta nada. Puede que esté algo magullada y que salga de aquí, si es que sale, con unos agujeros más de los que traía al llegar, pero tiene casi todo en su sitio. Te aseguro que es preciosa: esta mañana dejó que seis expertas manos le arreglaran el pelo (por favor, ese tono de rubio infantil no perdura en nadie más allá de los tres años de edad) mientras muchas más manos se ocupaban de sus pies, sus dedos… mira, ahí hay uno, en la ensaladera. Una manicura perfecta y resistente, tal cual le prometieron. Alguien debería ir a ese centro de belleza y darles la enhorabuena por la calidad de sus resultados. ¡Sus uñas permanecerán intactas hasta en los momentos de mayor estrés! ¡Enfréntese a una espiral de violencia sin que el esmalte sufra ni un arañazo! ¡Resultados garantizados!
Tenemos la prueba, sería una gran publicidad. De acuerdo, de acuerdo, quizá no. Puede que me esté pasando de graciosa, lo siento.
No, no lo siento. Por supuesto que no.
Quizá no lo sepas, pero lo que está en el reposabrazos no es un taladro ni una grapadora gigante: es una pistola para clavos de sesenta y tres milímetros y casi siete quilos de peso. Casi nada, ¿eh? ¿Quién diría que una chica tan fina iba a pertrecharse con semejante máquina?
¿Qué de dónde la ha sacado? Del baño de la planta baja, el que está junto a la cocina. Seguro que la señora de la casa no se esperaba que iba a hacerle un favor al enviarla siempre a las dependencias del servicio a mear, al menos esta noche.
Qué arcaico suena eso de dependencias del servicio, ¿no te parece? Y clasista. Pero es que la señora de la casa era una zorra arcaica y clasista de la peor especie, Dios la tenga en su gloria, al menos cuando la despeguen de la alfombra y de la pared. Va a subir al cielo después de que la rasquen con una espátula.
No ha sido nuestra chica. Una pistola de clavos no hace que una cara explote como las palomitas de maíz en el microondas. Solo te he dicho que te fijes en ella, no que sea la culpable de todo este desastre. Quizá en parte, pero no de esa parte en concreto.
Puede que todos los que están en esta casa tengan su trocito reservado en la tarta de la culpabilidad. La vida no es tan sencilla como una partida de Cluedo; la Señorita Amapola con el candelabro en el garaje no suele ser la única responsable de todas las calamidades. La Señorita Amapola a veces solo pasaba por allí, o se inmiscuyó donde no debía. O tal vez sí que era parte implicada, un desencadenante fortuito o intencionado o… qué sé yo. Pero no la culpes solo a ella. Alguien la invitó a una de las peores cenas de Nochebuena de la historia y tuvo la mala idea de aceptar. De hecho, es posible que la Señorita Amapola de nuestro cuento solo actuara en legítima defensa.
Mira sus ojos. ¡Parece Bambi mientras su madre arde junto con la mitad del bosque! Tiene ojos de cachorrito de golden retriever, de perrito que anuncia papel higiénico. ¿Cómo iba a ser culpable de algo con esa mirada? ¿Y qué hay del largo de su falda? Un par de dedos por debajo de la rodilla, la longitud perfecta para agradar en una casa así. La envían a mear al baño del servicio. Su dedo anular derecho está con la rúcula, el queso de cabra y las nueces. A saber dónde ha ido a parar su hermosa alianza de boda, esa en la que su amante esposo mandó engarzar un pequeño y discreto diamante, parecido a ella. Se ha armado con una pistola de clavos porque está aterrorizada y dispuesta a utilizarla si alguien más la ataca y solo en ese caso.
Únicamente en esa circunstancia. Porque ella es amable, cordial, modesta. De las que gustan de joyas discretas y largos de falda pudorosos. Una mujer apacible que no mataría una mosca.
¿Sabes lo que te digo? Que una mierda. Eso te digo.
Una gran. Enorme. Jodida mierda.
¿Te he dicho acaso que ella es la heroína de esta historia? ¿Te he dicho que sea la protagonista? No, no lo he hecho, ¿verdad?
¿Verdad?
No, porque no lo es.
En serio, tengo que confesarte que no sé cómo va a acabar esta noche.
¿Os ha gustado la sorpresa? Estamos seguros de que sí. Después de leer sobre una pistola de clavos, esos «agujeros de sol» cobran una connotación ligeramente más inquietante. ¿A que estáis deseando seguir leyendo? Pues lo sentimos mucho, pero toca esperar un poco.
Agujeros de sol se publicará en julio de 2020. Estamos impacientes por leerlo.


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