- Autores: VVAA
- Edición: La Maldición del Escritor, julio de 2018
- Nº de páginas: 300 páginas
- Formato: Rústica
- Lengua: CASTELLANO
- ISBN: 978-1983349645
- Fecha de lectura: julio-agosto de 2018
Termino Iridiscencia con una extraña sensación de derrota y bastantes dudas sobre cómo afrontar esta reseña, que quiero hacer y que creo que debo hacer. Así que dejaré que el texto fluya, a ver dónde me lleva.
Qué es Iridiscencia
“Iridiscencia será una antología de relatos de fantasía, terror y ciencia ficción en la que haya representación del colectivo LGBT+. Una representación buena: fuera clichés y pensamientos rancios.” Esto es lo que se recogía en las bases de la convocatoria que “La Maldición del Escritor” hizo para esta antología. El resultado son 15 relatos, 5 en cada subgénero, donde aparecen, de un modo u otro, personajes del colectivo.
La antología es gratuita:
>> Iridiscencia versión digital <<
>> Iridiscencia versión papel <<
La necesidad de Iridiscencia
Quiero enviar mi más sincero agradecimiento a “La Maldición del Escritor” por llevar hacia adelante esta iniciativa, que no ha tenido que ser fácil, con todo el trabajo que implica una convocatoria literaria, con la dureza de editar un libro, con el esfuerzo para hacer de Iridiscencia algo con valor. Muchas gracias Coral, Rafa, Manu, Jorge. Y a los miembros del jurado, y a los más de 100 autores que mandaron su relato… ¿por qué?
Porque Iridiscencia era necesaria, como recogen sus bases, como desarrolla Manu P. Moles en el prólogo. Es necesario dar visibilidad a personajes LGTBI+ en la sociedad, en la literatura y, en especial, en el fantástico. A riesgo de quedar mal autocitándome, el fantástico es el lugar ideal para poder construir universos donde desarrollar personajes LGTBI+ sin el peso de la realidad y de los estereotipos. Es por ello que me alegré de la convocatoria. De hecho, intenté presentarme, pero se me comieron los tiempos.
En ese sentido, independientemente de los relatos seleccionados y publicados, y de la forma que haya tomado la antología, necesitábamos Iridiscencia. Para nosotros como colectivo, para que seamos conscientes de que no debemos limitarnos al escribir por miedo a que no acepten nuestros textos, para que pidamos en otras obras que la presencia LGTBI+ exista y no se base en tópicos. Para el resto del mundo, para que nos siga escuchando. Somos un colectivo en lucha, porque seguimos siendo un colectivo discriminado a pesar de las leyes igualitarias, porque en muchas partes del mundo nos siguen matando, incluso aquí nos apalean. Porque las batallas se juegan a muchos niveles, y el de la literatura es otro más.
Los relatos
Pero esto es una reseña, así que tenemos que hablar de literatura. Como indicaba anteriormente, Iridiscencia se compone de 15 relatos de extensión medianamente larga, formando un volumen de cerca de 300 páginas.
La antología arranca con los 5 relatos de fantasía, con los que he conectado poco. No sé si es que leo poca fantasía, pero las historias no me han enganchado especialmente. A pesar de eso, quiero resaltar dos elementos. Primero, el protagonista de “Las hadas existen”, de Victor Guez, que ha dado un paso más en la no normatividad presentándonos un personaje con diversidad funcional. Segundo, el worldbuilding mágico de “Sobre caballeros, monstruos y damas en apuros” de Manu P. Moles: se nota la cultura tradicional y las horas roleras, es un universo que da para mucho más, y del que me gustaría leer más.
Los siguientes 5 relatos son los de ciencia ficción. Aquí he conectado más, me va la cifi. Las historias son interesantes y bien narradas, aunque me ha llenado de desasosiego. No quiero ir más allá, pero leer los 5 relatos del tirón me ha machacado la esperanza. Todos me han gustado y os recomiendo su lectura y sin que suene a peloteo: Rafa, qué bien escribes. Pero de un relato en especial hablaré a final.
Los 5 relatos de terror cierran el volumen. Puede que sea el conjunto que más me haya gustado, por su variabilidad y por la calidad de los textos. Son 5 relatos muy distintos entre ellos en tono, en contenido, en la forma que presentan el terror. Hay calidez, hay humor, hay miedo a pasar a la siguiente página. “Música para gatos”, de Yolanda Camacho, es un relato que me hubiese gustado escribir. “Cuarto Millenial” de Irene Morales, es esa historia que te hace sonreír y que te sorprende en sus giros. De “Asedio”, de Erik Reenberg, destaca como hace nacer lo fantástico en lo más crudo. “Te colgaré en mi pared”, de Rocío Remesal, te hace decir ese “no por favor” tan deseable en el terror. Con “Casa encantada… de ayudarte”, de Coral Carracedo, ocurre algo parecido.
Como en toda antología, conectas más con algunos relatos que con otros. Para mí, ha sido un libro que ha ido creciendo a lo largo de la lectura.
La presencia LGTBI+
Recuerdo una escena de Anne de las tejas verdes. Gylbert, amigo de Anne y que estaba enamoradísimo de ella (ella también, pero se negaba a reconocerlo), manda un relato de Anne al concurso que ha organizado la marca de la levadura Rolling’s. Gylbert añade una frase al cuento de su amiga: «Y en nuestra casa no usaremos otra levadura que no sea la de Rolling’s», y esta gana el concurso. Pues esa sensación he tenido con alguno de los relatos: “pongo una mujer donde tenía un hombre, cambio dos cosillas y aprovecho un relato preexistente”.
Hay un relato en concreto donde no me ha funcionado para nada la presencia LGTBI+. Pero, más allá de este caso, no sé si es mala esta sensación. Puede que en algunos textos esperase algo más de contenido en la relación LGTBI+ de los personajes, algo que fuera más que meramente accidental en su definición. En especial en aquellos relatos situados en nuestro ahora o en nuestra historia reciente. En la convocatoria quedaba explícito que la condición LGTBI+ del personaje no debía ser el eje, y estoy de acuerdo con esa premisa, pero en algunos casos se me ha hecho lejanamente secundario y anecdótico. En otros, la condición LGTBI+ queda más fluida en la definición del personaje y más hilada con la historia.
No tengo nada claro todo esto, solo quería reflexionar sobre ello en voz alta. Y no quiero que se entienda como una crítica a la antología, porque no lo es. Simplemente que como autor gay que pretende que su obra no caiga en la normatividad, hay enfoques que aún no sé cómo resolver, y leer Iridiscencia me ha ayudado a reflexionar sobre ello.
“Desconexión”, de Laura S. Maquilón
Para mi es el mejor relato de toda la antología, tanto en formato como en el enfoque LGTBI+ que Laura le ha dado. El relato desarrolla la relación entre Celia, una humana, y Sha’Nya, una ediexana residente en un planeta lejano a la Tierra. Intentaré no destripar nada.
La construcción de la historia es brillante. Cómo desde lo pequeño, a partir de infinitos detalles, Laura construye un mundo diferente al nuestro, regido por una especie distinta, pero con situaciones que te producen empatía. “Desconexión” es un impresionante ejercicio de worldbuilding de mucha complejidad sin la necesidad de recurrir en ningún momento al tentador infodump. En un texto relativamente corto, desarrolla todo un mundo nuevo que, luego, trae al nuestro.
En lo que refiere a la parte LGTBI+, Laura lo describe como una historia de personas asexuales, pero para mí consigue mucho más que eso: construye una metáfora alucinante sobre la no normatividad usando los elementos que ofrece la ciencia ficción. A mi entender, Laura consigue trascender lo que es la bisexualidad, y esa capacidad de enamorarse de un ser más allá de su identidad sexual, a un plano superior, entre seres que no pueden comparar su comprensión de la sexualidad. “Desconexión” es una bella historia de amor clásica sin arneses normativos.
Termino. No sé donde me ha llevado Iridiscencia. Hay elementos que no comparto, pero eso es subjetivo. Hay relatos que no me han gustado, eso también es subjetivo. Pero me he enamorado de varias historias. Hay autores que voy a explorar. Pero por encima de todo, esta iniciativa era necesaria. Debemos seguir luchando.
Valoración
LJSalart
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